Pacifiction, Albert Serra, 2022

No es obra maestra ni es la mejor película del genial realizador catalán, que para mí sigue siendo aquella que trataba los últimos días del monarca Louis XIV postrado en una cama esperando a la inevitable muerte. Sin embargo, Pacifiction sí que es el ejercicio cinematográfico más atrevido, ambicioso, hilarante y cargante que ha hecho Albert Serra hasta la fecha.

Ayer le pregunté al propio Albert tras la película, en el coloquio que ofreció en la Filmoteca de Galicia, qué le motivó a situar la acción en una sociedad contemporánea y no en el pasado como solía ser habitual en su obra. Con su chulería me contestó que le aburrían ya los personajes históricos y que el rollo de las amenazas nucleares le daba pie a ofrecer una puesta en escena más poética y perversa, algo en lo que acierta de pleno. En este tipo de trabajos cuesta explicar el argumento de la película, simplemente podemos decir que el personaje central es un alto comisionado francés en una colonia cualquiera, específicamente en Tahití. El actor, Benoît Magimel, realiza una interpretación colosal, mostrándose ambíguo y bailando entre dos aguas, intentando no caer en los extremos, pudiendo mantener charlas con políticos carentes de sentimientos a los que no soporta y con los habitantes nativos de la isla sometidos a las particularidades y rarezas de los ricos.

Las primeras dos horas de metraje se desarrollan entre charlas cargadas de verborrea y de frases vacías entre clases altas y lujos desmedidos, especialmente aquellas que se desenvuelven en los clubes nocturnos de la isla. Albert Serra elimina, como bien explicó, cualquier resquicio social que pudiese haber en Tahití, ya que el espectador no ve comercios, transportes públicos o cualquier cosa que le pueda hacer creer que estamos en una sociedad como la nuestra, de ahí que la obra parezca situarse más bien en un futuro apocalíptico sin clichés de ningún tipo. A Albert Serra solo le interesan las imágenes, y la ambigüedad que estas puedan tener en las personas que estén viendo la película. Lo mejor de esta obra despreciada en los Goya recae en los últimos cuarenta minutos, donde la nocturnidad y la oscuridad reinan en la atmósfera, confundiendo al espectador, que realmente no sabe qué va a acontecer y si esas amenazas de ensayos nucleares en la isla van a darse en realidad.

El cineasta catalán describió fantásticamente cómo ese ambiente oscuro y opresivo le da juego a crear un escenario intrigante en el que los diálogos parecen más tenebrosos al no haber luz diurna. La obra termina con una lancha de la armada francesa surcando los mares y el espectador no recordará en unos días casi nada de las tres horas de diálogos artificales de las clases altas. Lo que sí recordará es el espectáculo pictórico del amigo Albert Serra. Es cine fácil? No. Es cine pretencioso? Tampoco, es el cine que le da la gana de hacer a un director diferente. Merece tener alguna nominación en unos premios como los Goya? Evidentemente a la Academia no le interesa tener en una gala a un cineasta repelente y egocéntrico que falta al respeto a sus compañeros de profesión. Pero esto es un arte, y Albert Serra es un buen director de cine.

Pequeño dossier: Época de Oro del cine mexicano

Fotograma de Macario(1960) de Roberto Gavaldón, cima del cine mexicano

En este mundo del cine donde prima la industria norteamericana y en segundo lugar las producciones europeas no suele dejar mucho espacio para hablar y escribir de la cinematografía tan rica de otros países. Si ya directores referentes de la historia del cine como el hindú Ray o japoneses como Naruse o Shimizu han quedado relegados a un segundo plano imaginad otros cineastas de países menos prolíficos lo olvidados que han estado en el imaginario colectivo. México es un país que ha sido protagonista en esa gala tan académica que se realiza en Los Ángeles. Sí, los Oscar. Y es cierto que Iñárritu o Cuarón han tenido éxito en los últimos años, pero quedan muy lejos de sus coetáneos del pasado, concretamente en la década de los cuarenta, cincuenta y sesenta, que conforma la época dorada del cine del país azteca.

En estas décadas sobresalen un sinfín de obras que muestran la problemática social del conjunto de la nación, las miserias que pasaban las clases obreras, el poder que ejercían unos pocos poderosos con mano de hierro sobre toda la población o la situación de inferioridad de la mujer respecto al hombre. Como en otras cintas latinoamericanas también aparece en algunas de estas películas el miserable y rancio código de honor que reinaba en muchas familias.

ROBERTO GAVALDÓN

Cartel de «El niño y la niebla» de 1953.

Suya es Macario, en la que realiza una eficaz observación sobre el destino trágico de los pobres, sin opción de prosperar. En sus trabajos fue constante el empleo de música inquietante para darle un toque más melodramático y suspense a determinadas escenas. Esto le hace, quizás, ser el director más académico de su generación. Entre sus obras más destacadas podemos citar «La rosa blanca», en la que denuncia las sucias maniobras de las petrolíferas americanas, en una clara crítica al capitalismo. También demuestra su dominio de la intriga y coquetea con el thriller en «La otra» y «El niño de la niebla», con una protagonista que no es capaz de dar cariño a su hijo por miedo a la locura que persigue los genes de su famiia.

LUIS BUÑUEL

Fotograma de una de las películas más duras que un servidor haya visto. «Los olvidados»

El maestro de Calanda demostró en su etapa mexicana, la más prolífica en cantidad al aceptar numerosos encargos, su capacidad para retratar el carácter de la sociedad de la época y el citado anteriormente código de honor que enfrenta a dos familias en «El río y la muerte», su relato sobre la pobreza extrema en «Los olvidados», los celos en «Él», la falta de escrúpulos de la burguesía en «El ángel exterminador» o el choque de clases en «El bruto», en la que un trabajador sin cultura es contratado por un ricacho para desalojar unas viviendas para recalificar un terreno. Resulta interesante además «La ilusión viaja en tranvía», que muestra en un tono más relajado y divertido la dificultosa vida que llevan dos operarios de tranvía.

EMILIO «EL INDIO FERNÁNDEZ»

Emilio Fernandez en 1969

La característica más sobresaliente del Indio fue la creación de potentes personajes femeninos como en «Río escondido», en la que una maestra se niega a someterse frente al terrateniente de un pueblo rural o en «Enamorada». Sus repartos estuvieron plagados de estrellas, algo que ayudó a acercar al público, atrayendo a actores de la talla de María Felix, Dolores del Río o Pedro Armendáriz. Sus orígenes indios y humildes le permitieron gozar de un gran conocimiento del entorno rural de su país.

Escena de «Río escondido» del año 1948, con la fantástica María Felix.

JULIO BRACHO

De los citados seguramente el director más desconocido para el gran público, pero con una obra donde destacan tres películas que son patrimonio del cine mexicano como «Crepúsculo», «Distinto amanecer» y «La sombra del caudillo». En sus trabajos suele ser habitual ver un ritmo pausado, con primeros planos hermosos y cierto tono poético. El cineasta de Durango dota a sus obras de una gran tensión narrativa desde el comienzo e incluso las características del cine negro americano son recogidas en la citada «Distinto amanecer», con una estampa final donde la protagonista tiene que decidirse entre el amor y el deber. «La sombra del caudillo» es una cima del cine político mundial y un documento fílmico-histórico valiosísimo sobre los conflictos de poderes que tuvieron lugar previos a la Revolución Mexicana, en una cinta muy bien trabajada.

«Crepúsculo», de 1945.

Aftersun, Charlotte Wells, 2022

Han pasado unas horas desde que finalicé su visionado y no puedo dejar de pensar en ella. En un cine cada vez más artificial sorprende encontrarse, para bien, un ejercicio cinematográfico de semejante potencia visual, en el que la directora británica se estrena en un largometraje con un drama espectacular sobre las relaciones paternofiliales.

Sophie y su padre realizan en los años noventa un viaje de verano a un complejo turístico turco junto a otros compatriotas, en el que experimentarán vivencias compartidas y cambios individuales, sobre todo la niña en su previo paso a la adolescencia, quien irá descubriendo el mundo adulto sin esa máscara de la inocencia tan propia de la niñez. El éxito de la película radica en sus planos llenos de vida, en muchas ocasiones carentes de diálogos y en los que los gestos, miradas y silencios predominan sobre las palabras. Desde el comienzo el espectador no conoce las razones que han llevado a la pareja protagonista a emprender este viaje donde ambos intentarán encontrarse a sí mismos, más allá de que los progenitores de Sophie están separados y el padre, al parecer, no es capaz de adaptarse a su nueva realidad.

El padre, interpretado por un fabuloso Paul Mescal, se muestra frío, enigmático, protector y ausente. La realizadora escocesa se vale de paletas de colores frías para acentuar ese hermetismo y hastío interior que sufre nuestro protagonista. Esto contrasta con los planos con tonos más cálidos en los que aparece Sophie, quizás porque ella todavía es muy joven y tiene mucho que vivir. La cinta resulta un canto hermoso y triste al mismo tiempo sobre los vínculos afectivos entre padres e hijos y cómo necesitamos los recuerdos en la fase adulta para seguir adelante, buscando siempre un pasado mejor para afrontar con más entereza el futuro. Ese trayecto iniciático y complejo de los niños que descubren el amor por primera vez. Esos veranos sin móviles, con polaroids, de tomar el sol en la piscina, de los karaokes nocturnos. Esos veranos y ese pasado nostálgico que ya no volverán. Esos padres que veíamos como súperheroes en la infancia y que posteriormente descubrimos que los sobrevalorábamos. Que ellos no eran tan invencibles como nosotros creíamos intuír. Cine de alto voltaje el de Charlotte Wells. Del que emociona, trasciende y hace llorar.

Otros 20 directores fuera de mi Top 100

Tras realizar la difícil y ambiciosa lista de mis cien directores preferidos me quedó un regusto amargo por dejar fuera a cineastas muy especiales y que considero que deberían tener una pequeña mención en mi blog. Y ya lo dije en la anterior publicación, la de grandes realizadores que han quedado fuera. Allá voy!

1. Pedro Almodóvar

Por su particular visión sobre las mujeres en esos fabulosos melodramas familiares, por su característico universo cinematográfico y por abordar con brillantez las intimidades y los sentimientos de las personas que forman la comunidad LGBT.

2. Sidney Lumet

Por su sobriedad narrativa, dirigiendo dramas interesantes tanto a nivel policiaco, judicial o psicológicos y satíricos como en El Prestamista o Network. Por su impresionante ópera prima 12 Hombres sin Piedad. De los directores surgidos de la generación de la TV americana seguramente el más prolífico, con grandes películas en varias décadas diferentes.

3. Luis García Berlanga

Por evadirse de forma burlesca de la censura franquista y retratar una sociedad perdida por las falsas promesas de la dictadura. También parodió, con acierto, a la clase alta de los años setenta en su famosa trilogía de la que destaco La Escopeta Nacional.

4. Thomas Vinterberg

La burguesía y sociedad danesa quedan en entredicho con sus fenomenales dramas, como por ejemplo La Caza o Celebración. Por ser compañero de marcha de Lars Von Trier y no ser inferior a él, sin pecar de ser excesivo como su compatriota.

5. David Fincher

Por revolucionar el thriller americano en la década de los noventa, por recrear atmósferas oscuras y retratar con maestría el mundo perverso de las mentes criminales.

6. Preston Sturges

Un comediante espectacular, que escribió, dirigió y produjo un buen puñado de grandísimas películas en menos de diez años. No es fácil compartir escenario con Capra, Cukor, Leisen o Hawks y conseguir crear un estilo propio, humanista y reflejar la sociedad norteamericana de su tiempo.

7. Denis Villeneuve

Mi director canadiense favorito. Sí, por encima de Cronenberg. Por su irrupción asombrosa en el thriller en los últimos quince años viniendo de realizar proyectos menos ambiciosos, y por auparse en un lugar privilegiado en el mundo de la ciencia ficción.

8. Paolo Sorrentino

Si en el cine italiano todavía hay un pequeño oasis en medio del desierto es por culpa, en gran parte, por este peculiar realizador napolitano. Por heredar la excentricidad de Fellini de manera más moderna y ambiciosa, por recrearse al límite en la estética en las geniales Grande Belleza o Youth, aventurándose con éxito en la TV con The Young Pope.

9. Jules Dassin

Por su meticulosidad para tratar la vida delictiva y oscura de sus personajes centrales sin hacer juicios de moral. Suya es la mejor escena de robos jamás rodada, en Rififi.

10. Kleber Mendonça Filho

Por mostrar la realidad y los problemas de su país sin artificios y con mucha valentía, dejando libertad absoluta a sus actores para dotar a sus películas de mayor realismo, potenciando siempre los diálogos. Y todavía acaba de comenzar..

11. Richard Fleischer

Por dominar a su antojo todos los géneros, por saber trasladar el maravilloso de Verne a la gran pantalla, por sus inicios inolvidables en el cine negro con grandes películas de muy bajo presupuesto.

12. Paul Schrader

Por mostrar los problemas de los trabajadores de la clase baja estadounidense en la increíble Blue Collar, por su atrevimiento a la hora de de afrontar potentes dramas como Affliction, por ser guionista también de obras maestras como Taxi Driver, Racing Bull y Yakuza.

13. Terrence Malick

.Por su preciosa estética visual, por su cadencia, por iniciarse en los años setenta con dos obras maestras para volver veinte años después con una de las películas bélicas más destacadas de los últimos tiempos.

14. Rudolph Maté

Por ser uno de los grandes narradores de su tiempo gracias a su capacidad de síntesis, por crear una de las obras más inspiradoras de cine negro como D.O.A. Aprendió la labor de cineasta como camarógrafo en películas exitosas de Hitchcock, Vidor o McCarey.

15. Robert Bresson

Un cineasta excepcional, dueño de una de las filmografías más especiales del cine francés y mundial, con un estilo muy definido y una austeridad que dotaba a sus películas de un realismo sorprendente. Un Condenado a Muerte se ha Escapado o Pickpocket son algunas de las mejores cosas que le han pasado al cine europeo en la segunda mitad del siglo XX.

16. Stanley Kramer

Uno de los más grandes directores de cine moralista que ha dado el cine norteamericano, atreviéndose a dirigir dramas políticos y de gran interés a nivel social, como su fabulosa Vencedores o Vencidos o Fugitivos, donde pone en entredicho los conflictos raciales existentes en su país.

17. Marcel Carné

Junto a Renoir el gran cineasta del realismo poético francés de los años treinta y comienzos de los cuarenta, con títulos envidiables y atmósferas oscuras y desasosegantes, cargadas de sombras. Le Quai des Brumes, Les Enfants du Paradis o Le Jour Se Lève son patrimonio del cine galo.

18. Josef Von Sternberg

Para la historia su tándem con la Dietricht, a la que dirigió e hizo musa en un sinfín de grandes obras como The Blue Angel o The Scarlet Empress. En sus películas reina una estética barroca, cargada, elegante y en la que domina siempre los juegos de luces o sombras. Me gustaría resaltar su Los muelles de New York, que supone un retrato espectacular de los ambientes nocturnos de la época.

19. Peter Weir

El gran cineasta australiano de todos los tiempos. Por lograr atmósferas densas, inquietantes y misteriosas, algunas ambientadas en su tierra natal, donde sacó su mejor cine, aunque también demostró capacidad de adaptación en proyectos más ambiciosos cuando se trasladó a Estados Unidos.

20. Béla Tarr

El director que hizo de los planos secuencias costumbre, quien fue elevando su universo fílmico a lo largo de los años hacia lo más alto, capaz de atormentar al espectador con sus secuencias eternas que muestran a sus protagonistas atrapados por situaciones que son más grandes que ellos mismos. El Hombre de Londres o el Caballo de Turín son dos de los ejercicios cinematográficos más densos e interesantes que ha dado el siglo XXI.

Mis 100 directores favoritos 5/5

19. Phil Karlson

Un director apasionante, descubierto para el gran público por Scorsese. El gran referente del noir americano de los años cincuenta, capaz de dotar a sus películas de unas atmósferas violentas, duras, macabras y perversas. Su retrato de una pequeña ciudad americana dominada y sometida por la mafia en The Phenix City Story es uno de los ejercicios cinematográficos más brutales del cine yankee. Para el recuerdo también Scandal Sheet, en la que criticó la prensa sensacionalista o Kansas City Confidential, espléndida y con un tono documental que le da un toque más realista.

18. Pietro Germi

Menospreciado por coincidir con otros mitos del cine italiano pero a la altura de casi cualquiera de ellos por su filmografía abundante y de una calidad abrumadora. Se cuela en esta lista por su crítica veraz a los códigos de honor antiguos de su país y su prolífica carrera con continuos y acertados retratos sociales y familiares. También fue un buen director de comedias pese a sobresalir en los dramas.

17. Quentin Tarantino

De ser un obseso del cine en un videoclub cualquiera a ser conocido por todos con algunos títulos que ya son iconos de la cultura popular. Se cuela en esta lista por ser un director y guionista impecable, por su marcado estilo, por hacer el cine que le da gana sin imposiciones de ningún tipo, por sus ingeniosos y cínicos diálogos o por sus festines de violencia explícita a lo Sam Peckpinpah que tanto admiraba. Y convirtió en actor legendario a Christoph Waltz.

16. Raoul Walsh

El mejor narrador que ha tenido el cine norteamericano en toda su historia, inalcanzable para cualquiera. Poco más que contar de este maestro, más allá de que fue uno de los pioneros del cine violento en su país, siendo también un gran director de actores, creando mitos como Bogart o Cagney. Aventura, western o cine negro, lo mismo da, pongan en sus vidas al pirata Raoul Walsh.

15. Robert Rossen

La fatídica caza de brujas de McCarthy no ha impedido que se siga hablando de este director, autor de la mítica The Hustler que retrata a un perdedor como casi ninguna película de la mano de Paul Newman. No tiene tantas obras de referencia como otros pero sus mejores películas las firmarían el 99% de los cineastas. Mostró con un dominio estético palpable mundos distintos pero siempre con valentía y con personajes extraordinarios, sin miedo a denunciar los sórdidos bajos fondos del boxeo en Body and Soul. Una de las películas más distintas y singulares de los sesenta lleva su firma, la fantástica Lilith que narra la relación entre un psiquiatra y una paciente.

14. Robert Siodmak

Su década de los cuarenta es una auténtica locura con cerca de una decena de títulos de cine negro de un nivel extraordinario. Supo construir películas de género con todos los ingredientes que las hicieron famosas en esos años, recreando genialmente ese rol imprescindible de mujer fatal como con Ava Gardner en The Killers.

13. Robert Wise

Uno revisa la filmografía de este hombre y no da concebido como los grandes expertos cinematográficos, tanto antiguos como actuales, pasan de su nombre por completo. Autor de un sinfín de notables películas en el thriller, terror, musical, ciencia ficción, dramas potentes o incluso en el western. Su retrato sobre la crónica de una muerte anunciada de un boxeador derrotado interpretado por Robert Ryan en The Set-Up es simplemente magistral. También demostró valentía en Ultimátum a la Tierra, parábola sobre el armamento nuclear durante la Guerra Fría. Un narrador excelso que probó con todo y salió triunfador.

12. Roberto Gavaldón

El otro gran exponente del cine de oro mexicano junto al Indio Fernández. Dominó la intriga como pocos y fue un gran retratista de las obsesiones enfermizas del ser humano, empleando música inquietante para darle un toque melodramático y de suspense a determinadas escenas de sus películas. En Macario, su obra más universal, realiza una observación sutil sobre el destino trágico de los pobres, que no tienen opción de prosperar. El autor más académico de su país, aunque siempre conservando su particular estilo

11. Roberto Rossellini

Estamos ante el gran cineasta de uno de los movimientos cinematográficos más apasionantes y veraces de siempre, el neorrealismo italiano, con el que revolucionó el cine de su país con las realistas y radicales Alemania Año Cero y Roma Ciudad Abierta, dolorosas e impactantes a partes iguales. Después vendrían obras maestras como Viaggio a Italia o Ya No Creo En El Amor, en el que el marido de Ingrid Bergman desnuda como casi nadie las emociones de sus protagonistas ante la cámara.

10. Roman Polanski

Por motivos ajenos al cine su nombre ha ido cayendo en el olvido pero hubo una época donde este director polaco afincado en Francia fue uno de los referentes del thriller psicológico. Pocos realizadores han conseguido dotar a sus películas de atmósferas tan turbias, opresivas y enfermizas, pudiendo citar su trilogía de los apartamentos que conforman lo mejor de su amplia y exitosa filmografía. Cuando quiso ser un artista académico realizó la fantástica The Pianist, que sigue conmoviendo una y otra vez por mucho que la revisemos de tanto en tanto.

9. Sam Peckpinpah

Reinventó el western crepuscular cuando el género ya había pasado su mejor época, ofreciéndole un toque más violento, sangriento y diría que hasta épico, como su magistral desenlace de su obra magna Grupo Salvaje. Sus westerns nostálgicos y agresivos así como su afán por revitalizar un tipo de cine que se estaba muriendo le hacen digno merecedor de colarse en esta lista.

8. Satyajit Ray

Un cineasta irrepetible que convirtió sus películas en documentos fílmicos que podían funcionar como retratos de la vida de la India. Sus obras están repletas de costumbrismo, mostrando las tradiciones hindús y el impacto que tienen la pobreza, la religión y las creencias mitológicas en el día a día de las personas. La Trilogía de Apu es de las cosas más hermosas que le han pasado al cine. En definitiva un director que mezcla lo irreal con lo cotidiano, que en sus planos largos, luminosos y sosegados muestra la magia y la dureza de la vida. Un realizador colosal y siempre a reivindicar.

7. Stanley Kubrick

Su filmografía es insuperable para cualquier mortal. El primer gran cineasta moderno. El más exigente fotógrafo convertido a director. Por su meticulosidad y ser el realizador más perfeccionista de siempre. Triunfó en el cine negro, en el terreno bélico, en la ciencia ficción, en el histórico y se despidió en el erótico con Eyes Wide Shut, un trabajo inmenso sobre los celos y las paranoias sexuales en un mundo sórdido y desgarrador. Sin embargo mi película favorita de Kubrick es Paths of Glory, que conforma el mejor alegato posible contra el sinsentido de la guerra que mis ojos hayan visto con un Kirk Douglas legendario.

6. Víctor Erice

En 2023 vuelve este hombre tras treinta años sin dirigir largometrajes, lo que será su cuarta película. ¿Y con tan solo tres trabajos por qué está aquí? Por haber realizado dos de las obras más hermosas que recuerdo, por su pericia para dibujar el inocente mundo de la infancia con un tono poético sin comparación, demostrando que las imágenes pueden ser mucho más poderosas que las palabras.

5. Vittorio De Sica

El director de El Ladrón de Bicicletas, esa historia de una dureza sin límites en la que un padre sin recursos pierde su medio de transporte para poder trabajar y lo busca por Roma junto a su hijo sin descanso. El gran maestro del neorrealismo junto a Rossellini y Visconti. En su obra supo mostrar la decadencia de su país tras la II Guerra Mundial, con una clases bajas que intentaban sobrevivir a cualquier precio. El Limpiabotas, Milagro en Milán, El Techo o Umberto D son películas que tienen un valor histórico incalculable precisamente porque muestran con un verismo total la situación sin parches del país transalpino en los años cuarenta y cincuenta.

4. William Wyler

Autor de una filmografía difícil de igualar e intachable. Tan solo sabía rodar buenas películas. Seguramente sea el realizador académico más importante y prolífico de la historia del séptimo arte, habiéndose sabido reciclar con el paso de los años y conseguir dominar cualquier tipo de registro. Sobresaliente su Los Mejores Años de Nuestra Vida, en la que retrata a un grupo de ex combatientes de la II GM que no se adaptan a la nueva vida en casa y son rechazados por el resto.

3. Otto Preminger

Por su dominio de diversos géneros, por su valentía para retratar la adicción a la heroína en una época complicada como en El Hombre del Brazo de Oro, por presentar con un simple cuadro una potencia visual que predomina sobre el resto de personajes en esa obra maestra Laura, por crear uno de los grandes dramas judiciales jamás realizados en Anatomía de Asesinato y por ser un referente del cine negro.

2. Woody Allen

El mejor comediante de la historia del séptimo arte tras Chaplin. Así de simple, así de claro. Me enamoré del cine gracias a él y su filmografía no atiende a razones lógicas, creando durante cuatro décadas una película por año con unos resultados apabullantes. Por sus retratos sobre las relaciones de pareja que resultan imperecederos, con unos diálogos inteligentes y cargados de sarcasmo, por su imaginación desbordante y humor ingenioso. Por ser el rey de la comedia dramática.

1. Yasujiro Ozu

Si decíamos previamente que Ray elaboró estudios sociales de su país a través de sus imágenes bien podríamos decir lo mismo de Ozu pero cambiando la India por Japón. El director de la cotidianeidad, del día a día, de los problemas familiares, de lo desamparados que quedan los padres cuando los hijos vuelan, Estaría en lo alto de cualquier lista por su crear su propio universo fímico, por rodar a ras de suelo, por mostrar con realismo la vida de las familias niponas tras la II Guerra Mundial. Sus obras funcionan como frescos de la soledad de las mujeres y las esposas de su país, tema que predomina en la mayoría de sus filmes.

*Son mis directores favoritos, a los que más cariño tengo y eso no los hace mejores que otros que he dejado fuera de esta lista y que pueda que incluya en alguna que realizaré más adelante. Tengo bagaje suficiente para saber que Tarr, Angelopoulos, Godard, Visconti, Fellini, Eisenstein, Akerman, Von Sternberg, Bresson y tantos otros que no he incluido son realizadores más importantes e influyentes en el lenguaje cinematográfico que otros que he querido meter en esta lista tan personal. Personal porque es la mía y porque resulta imposible ser objetivo cuando uno elabora un ranking de este tipo. Y que me gustan mucho estos que he citado, pero todos no caben.

Mis 100 directores favoritos 4/5

39. John Sayles

Lo mejor de ser cinéfilo es descubrir directores con los que no contabas. Esto me sucedió en su día con este magnífico narrador de historias del cine independiente norteamericano, un portento a la hora de contar la vida real de personas normales de una manera amena, sincera, cálida, veraz y cotidiana. Tiene en su haber una decena de títulos hermosos pero mi preferida es Passion Fish, sobre cómo dos mujeres opuestas logran complementarse la una con la otra. Y podríamos mencionar Lianna, Lone Star, Limbo..

38. John Sturges

Un pepino de director. The Great Scape, Fort Bravo, Gunfight at the OK Corral o Bad at Black Rock son algunos de los prestigiosos títulos en la cuenta de este señor. Se dedicó casi en exclusiva a los westerns, en los que hizo gala de un talento admirable para crear espacios cerrados, con personajes duros masculinos que nunca se dan por vencidos. Todo un clásico del cine norteamericano de los años cincuenta, su década prodigiosa.

37. Joseph H. Lewis

Si juntamos cantidad y calidad no nos sale ningún director especializado en cine negro mejor que él. Un artesano en toda regla que creó la femme fatale más violenta del género, Peggy Cummins, en la grandiosa Gun Crazy. Durante toda su carrera supo explorar de manera exitosa la violencia en cualquier área de la sociedad. Para el recuerdo The Undercover Man o The Big Combo, empleando magistralmente el juego de luces y sombras para acrecentar la tensión en los momentos de mayor clímax. Sin embargo considero que Terror in Texas Town es su película más importante, al demostrar en otro género, el western, que dominaba como nadie el retrato de las mentes malignas.

36. Joseph L. Mankiewicz

Se cuela en esta lista principalmente por su eficaz incursión en proyectos de diversa índole pero bien escogidos, por ir ascendiendo al estrellato desde bien abajo con títulos negros logradísimos como Scape o Somewhere in the Night hasta alcanzar la gloria con algunos de los títulos más recordados del cine norteamericano de los cincuenta como All About Eve o The Barefoot Contessa. Para el recuerdo el duelo que dirigió entre Caine y Olivier en La Huella. Uno de los más brillantes directores de actores y actrices que ha dado el séptimo arte.

35. Ken Loach

De los cien directores de la lista al que más admiro por su atrevimiento y por haberse consolidado como el director por antonomasia del cine social. Por su eterno compromiso con la clase obrera, por sus cintas donde ataca sin tapujos el capitalismo y todo lo que provoca en los más desfavorecidos, por mostrar sin medias tintas las sucias tácticas de los empresarios que generan precariedad laboral. Su filmografía desde finales de los ochenta hasta hoy es todo un hito en la historia reciente del séptimo arte. Sus colaboraciones con el guionista Paul Laverty, pareja de Icíar Bollaín, le han mejorado todavía más como cineasta. Puñetazos al espectador en cada fotograma.

34. Kenji Mizoguchi

El director que respetaba a las mujeres en una época que no era la de hoy. Forma junto a Kurosawa, Ozu y Naruse el póker de ases del cine japonés. Por su obra valiente criticando la penosa situación de las mujeres niponas en la Edad Media y en el siglo XX que le tocó vivir a él, condenadas a ser sumisas ante los hombres que se aprovechaban de ellas. Sus retratos femeninos son insuperables en el cine actual. Además de todo esto conseguía unas atmósferas atrapantes para el espectador, entre lo real y lo onírico, con un toque mágico y místico que impregna cada una de sus películas.

33. King Vidor

Con King Vidor fue amor a primera vista. Da igual su periodo mudo, insuperable, como su periodo sonoro donde filmó obras maestras aunque infravaloradas como Stella Dallas o Ruby Gentry. Un director inconmesurable, un especialista a la hora de tratar temas individuales como el egoísmo, los celos y las infidelidades, y cómo éstos afectan a lo colectivo. Fue un cineasta preocupado en tratar temas atemporales como la idílica luna de miel, la monotonía laboral, la presión social para prosperar o los problemas de convivencia en el matrimonio. Un maestro que sabía mezclar a la perfección drama y comedia. The Crowd, The Big Parade o Street Scene son algunas de sus cimas artísticas.

32. Kinuyo Tanaka

Esta leyenda japonesa fue una actriz magnífica y todavía mejor realizadora, aunque no valorada en su justa medida. Al igual que sus contemporáneos, recordándome mucho a Mikio Naruse, esta realizadora nipona trata en sus pocas obras los traumas que dejó la II Guerra Mundial en la sociedad de su país. Sus personajes femeninos resultan espectaculares, con un carga emocional importante, denunciando a través de sus protagonistas la falta de oportunidades de las mujeres de su época, sobre todo de aquellas prostitutas a las que les era imposible reinsertarse en el mercado laboral por los prejuicios de la gente por su oficio pasado. Sus seis películas resultan íntimas, cercanas y veraces.

31. Krzysztof Kieslowski

Ya merecería figurar seguramente en este ranking por su inolvidable y misterioso Decálogo para TV, que funciona también como un retrato del ser humano y todos nuestros miedos. Su trilogía de los colores es una de las mejores cosas que le ha pasado al cine europeo en los últimos treinta años, realizada con tanta pasión que acabó con su vida. Me considero un auténtico enamorado de sus composiciones visuales y de su obsesión milimétrica de los encuadres. El artista polaco es patrimonio mundial del cine por méritos propios.

30. Leo McCarey

Un delicioso e inteligente director de comedias. Resulta muy difícil no pecar de empalagoso y sensiblero cuando juegas a hacer melodramas románticos con grandes estrellas de por medio. Hasta realizó un remake de un éxito como Love Affair consiguiéndolo superar con An Affair to Remember. Suya también es Duck Soup, la república más divertida de la historia del cine con los hermanos Marx, en la que demostró su inmenso sarcasmo y su talento para generar gags inolvidables.

29. Louis Malle

Un cineasta de culto y muy completo, sin renunciar nunca a sus preocupaciones como artista. Se cuela en esta lista por seguir su propio camino, por dominar todo tipo de tramas, tanto teatrales, eróticas, negras u otras envueltas en tiempos de guerra. Sus recuerdos de la II Guerra Mundial están presentes en el grueso de su filmografía. Mi película favorita suya es Adiós Muchachos, un tratado inmejorable sobre la infancia y la fidelidad, que deja poso para el resto de tu vida.

28. Luis Buñuel

Nuestro mejor cineasta. Triunfó en México, España y Francia. Se sienta en la mesa de los más grandes por sus sátiras contra la burguesía, por atacar los estratos más altos de la sociedad sin pudor alguno, por ser uno de los pioneros del surrealismo y por retratar de forma veraz la sociedad mexicana que le tocó vivir durante el exilio, como en su obra magna para un servidor que es Los Olvidados. Un maestro universal.

27. Manuel Mur Oti

Poco a poco va resucitando su figura pero sigue siendo muy insuficiente. Las cimas del director vigués no tienen nada que envidiar a casi ningún director español exceptuando a Berlanga y Buñuel. Supo retratar a la perfección la sociedad española del franquismo, el machismo recalcitrante en los hogares, los celos enfermizos o la patética lucha de familias por trozos de tierra. Suya es Cielo Negro, uno de los dramas más tristes que ha dado el cine español con un travelling final inolvidable que sigue los pasos de la protagonista ciega.

26. Martin Scorsese

Un cinéfilo empedernido que gracias a su pasión ha conseguido poner al alza películas injustamente olvidadas con el paso del tiempo. Pero aquí hemos venido a hablar de cineastas por sus cualidades y ahí el director de origen italiano tampoco va mal dotado. Se cuela en esta lista por retratar tan brillantemente los barrios italianos de New York y su persistente incursión en el mundo de la mafia, elevando a mito la figura de Robert De Niro. Revolucionó el cine norteamericano con Taxi Driver y hasta conquistó el territorio de la locura con Shutter Island. Y cuando quiere hacer algo reposado le sale un trabajo tan notable como Silencio. Uno de nuestros directores favoritos.

25. Max Ophüls

El mejor director barroco que ha dado el cinematógrafo y uno de los más perfectos en cuanto a puesta en escena se refiere. Por su elegancia y su gusto exquisito y refinado en todas sus cintas, conjugando escenas pomposas y divertidas. Uno de los realizadores más depurados técnicamente y que dotó a sus películas de una atmósfera circense y de una belleza difícil de igualar.

24. Michael Haneke

El perturbador del cine europeo de los últimos tiempos. Por sus atmósferas inquietantes, opresivas, enfermizas, cerradas, angustiosas e insanas, por diseccionar a la perfección la miseria y las vergüenzas de la sociedad moderna, incomodando al espectador a unos niveles pocas veces vistos con anterioridad. Sus dos Palmas de Oro, en este caso, hacen justicia a un director singular y que resulta una rara avis en el cine de nuestro continente.

23. Michelangelo Antonioni

En palabras de quien escribe el mayor director de la historia del cine italiano. Un auténtico fuera de serie que supo mostrar como ningún otro cineasta los problemas de incomunicación entre las personas y lo dificultoso de mantener relaciones amorosas en el tiempo. Supo renovarse con el tiempo sin perder su estilo, como en la transgresora y provocativa Blow-Up. Convirtió a Monica Vitti en una diosa eterna.

22. Mikhail Kalatozov

Todavía no soy consciente cómo un director puede tener tanto talento para realizar una obra magna como Soy Cuba. Ya no es lo que cuenta, por la crudeza con la que lo hace, sino por su deleite y derroche técnico con unos travellings circulares asombrosos que muestran la realidad cubana en los años previos a la Revolución. Un narrador visual de un nivel superlativo, que sabía mover la cámara como ninguno y que cada trabajo suponía un recital cinematográfico de época, como en The Cranes are Flying, otra obra maestra absoluta.

21. Mikio Naruse

El gran olvidado del cine japonés y que está al nivel de sus contemporáneos Ozu o Mizoguchi, o incluso por encima de ambos. ¿Por qué digo esto? Por su pericia para retratar la situación de desamparo de las mujeres niponas de su tiempo, mostrando un país y una sociedad a la deriva tras la II Guerra Mundial, en una depresión constante y con unas heridas muy difíciles de cerrar tras el conflicto. Un auténtico virtuoso técnico y narrativo que acabó su carrera en la cima de su arte.

20. Nicholas Ray

Por ser una de las referencias del cine estadounidense entre el pasado glorioso de Hollywood y el nuevo cine de los años sesenta de los directores procedentes de la TV, por su capacidad para trazar personajes fenomenales como la Vienna interpretado por la Crawford en la feminista y magistral Johnny Guitar. Acción y entretenimiento están asegurados en sus películas. Un cineasta de culto que siempre hay que reivindicar, admirado por compañeros de profesión como Wim Wenders.

Mis 100 directores favoritos 3/5

59. Fritz Lang

Triunfó en su país natal, Alemania, y posteriormente en su etapa estadounidense. Lo extraño en su filmografía es encontrar una obra que baje del notable. Se colaría en los puestos altos de cualquier lista seria que se precie por su dominio en la puesta en escena de una forma prodigiosa, heredada por su formación en el expresionismo alemán. Realizó las míticas Metropolis o M en Alemania y encandiló al gran público con sus obras maestras de cine negro como Scarlet Street o The Woman in the Window entre muchas otras.

58. F.W. Murnau

Uno de los maestros absolutos del cine mudo y el rey del expresionismo alemán. Fue un director capaz de dotar a sus obras unas atmósferas sombrías y líricas, con una cámara que a través de una movilidad original captaba con ralentí las escenas más importantes y dramáticas de Nosferatu o City Girl. Han pasado más de cien años desde el estreno de sus obras maestras y todavía siguen emocionando de una forma única. Y si queréis emotividad y recuperar el afán por vivir poned en vuestras pantallas Sunrise.

57. George Cukor

Otro superdotado y un excelente director de actores y actrices. Por su maestría en la comedia americana, por su talento innato para crear películas irónicas, dramáticas y sentimentales sin caer en el exceso. También destacó por adaptar a la perfección clásicos literarios. Cary Grant, Katherine Hepburn, Charles Boyer, Ingrid Bergman o Greta Garbo en la fabulosa Camille son algunos de los nombres a los que George Cukor sacó lo mejor de cada uno de ellos.

56. Gillo Pontecorvo

Sé que no está al nivel de la mayoría de directores que figuran en esta lista pero el cineasta italiano tiene una filmografía escasa y muy lograda, sobre todo por su inmenso compromiso político-social de izquierdas a lo largo de su carrera, creando obras muy distintas entre sí pero siempre con firmeza y mostrando las cosas tal como son. Para el recuerdo su durísima La batalla de Argel, su demoledora Kapò, al nivel de casi cualquier película que se haya ambientado en un campo de concentración, o su reposada Operación Ogro, que sigue el planeamiento del asesinato de Carrero Blanco a manos de ETA.

55. Glauber Rocha

Exponente máximo del Novo Cinema Brasileño. Por su rompedora e innovadora puesta en escena para mostrar la situación miserable de los campesinos del nordeste que se encontraban sometidos ante los grandes terratenientes, retratando también el árido e infernal clima de la zona. Estamos ante un director que muestra todas las caras de su país, presentando el fanatismo religioso existente en Brasil y cómo oprime las libertades de los individuos. Por satirizar a la clase política de su tiempo, populista, que se aprovechaba de la alta tasa de analfabetismo para engañar al pueblo. El mayor director que ha dado Brasil en toda su historia.

54. H.G. Clouzot

Dos de las mejores películas francesas de todos los tiempos llevan su firma como son la agobiante El Salario del Miedo y la intrigante y malévola Les Diaboliques. Por ser comparado con Hitchcock en su tiempo y quedar en pie ante semejante comparación, dominando con mano de hierro durante década y media el suspense francés.

53. Howard Hawks

Casi cualquier director que se comparase con el bueno de Hawks saldría perdiendo. Autor de obras maestras absolutas en prácticamente cualquier género existente. Por ser referente del cine negro en una de las pioneras como Scarface o posteriormente con The Big Sleep, descubriendo a la Bacall, por dominar de forma apabullante las comedias repletas de grandes elencos y, sobre todo, por la camaradería de la que hacían gala sus personajes centrales, potenciando la complicidad de sus protagonistas como casi ningún otro realizador ha podido lograr, exceptuando John Ford.

52. Ida Lupino

Las hay buenísimas pero sigue siendo mi directora favorita y descubrir su filmografía es una de las mejores cosas que le pueden pasar a un cinéfilo, más si la has admirado antes como actriz, siempre con un carácter especial que trasladó posteriormente detrás de las cámaras. Fue pionera como mujer en la industria, sobre todo por su valentía para afrontar temas delicados para la época como una violación o un embarazo no deseado. The Bigamist, Not Wanted, Outrage o Hitch-Hiker. Esta última es uno de los ejemplos de cine negro más violentos y ásperos que se han realizado en Estados Unidos. Y habría sido mucho más de lo que fue si hubiese sido hombre, por desgracia.

51. Ingmar Bergman

Entre su primera obra maestra y su testamento fílmico, Saraband, obra inmensa sobre las relaciones matrimoniales, trascurren cincuenta años. Solamente un dato para explicar la grandeza de uno de los tótems del cine mundial. Bergman se puede sentar en la mesa de los Chaplin, Dreyer, Hitchcock, Ford y compañía. Por sus eternos debates existencialistas en torno a Dios y a la religión, por su desbordante capacidad creativa y por dirigir con una maestría única a tantos actores a los que convirtió en leyendas como Liv Ullmann. No hay diez películas más completas y apasionantes en la historia del cine que Fresas Salvajes.

50. J. Lee Thompson

Este artesano británico tuvo una trayectoria irregular pero con una década en los años cincuenta y sesenta con películas extraordinarias y valientes que para mí lo hacen merecedor de colarse en esta lista. Ice Cold in Alex resulta asfixiante, con esa expedición de soldados británicos en África del Norte en la II GM, adentrándose en pleno desierto escapando de los enemigos en uno de los mayores retratos de supervivencia que un servidor haya visto. Seguiría demostrando su capacidad para crear atmósferas atrapantes y angustiosas en Tiger Bay o Cape Fear, con uno de los duelos más míticos del cine entre Peck y Mitchum.

49. Jacques Becker

El mejor drama carcelario que he visto lleva su firma, la incomparable y asfixiante Le Trou. Este cineasta francés, padre de otro buen director llamado Jean Becker, se cuela en este ranking por su sobriedad y habilidad para retratar mundos duros en los que habitan los perdedores de la sociedad.

48. Jacques Tati

Uno de los universos fílmicos más fascinantes de la historia del cine. Por reinventar la comedia con su Monsieur Hulot, atacando sin piedad a las clases altas y al materialismo que se imponía sobre las personas. Suyos son algunos de los gags más perfectos que se hayan producido en la gran pantalla.

47. Jacques Tourneur

La película de cine negro más perfecta lleva su nombre y el mejor flashback también. Resulta impactante, tal como dice Luis Aller, ver cómo una obra puede ser tan perfecta como Out of the Past. Este fenómeno resulta incomparable siendo un referente en el género de terror creando atmósferas increíbles como en la mil veces y mal imitada Cat People y creando westerns crepusculares y completísimos como Wichita.

46. James Gray

Simple y llanamente el mejor realizador norteamericano de su generación. Me sigue asombrando su capacidad para moverse por ambientes oscuros, deprimentes y delictivos de una forma tan fría y áspera sin dejar de ser entretenido. Resulta impactante su talento para crear tensión narrativa en cada escena sin necesidad de artificios. También ha sido el director que mejor ha sabido sacar a relucir el derroche interpretativo de Joaquin Phoenix. Solo tiene un problema y es que no sabe hacer malas películas.

45. Jan Troell

Seguramente una de las mayores sorpresas de esta lista, incluso para mí. Mi convicción cinéfila no me permite dejar fuera a este gigantesco director sueco irregular pero con un tándem sobre la emigración de unos campesinos suecos a Estados Unidos que debería ser de visionado obligatorio en institutos. Se trata de The Emigrants y The New Land y con eso le basta para colarse en esta lista por su capacidad analítica para radiografiar las incertezas e inseguridades de aquellos emigrantes que marchaban de casa dejando todo atrás en busca de mejores oportunidades, intentando prosperar en otra tierra. Su otra gran película es Ole Dole Doff, que narra con acierto los problemas de un profesorado para mantener el orden en una escuela.

44. Jean-Pierre Melville

El maestro del polar francés de los años sesenta y setenta. Una figura legendaria que todavía lo sería más si no fuera por su muerte prematura. Por su universo fílmico repleto de rufianes y asesinos, en el que las miradas y los gestos dicen mas que las palabras. Resulta muy característica su austeridad para narrar el día a día de estos hombres, que refleja a la perfección la vida marginal y solitaria que llevan. Formó un dueto inolvidable con Alain Delon.

43. Jean Renoir

No debe de ser fácil llevar el apellido del celebérrimo e impresionante pintor impresionista que fue su padre pero este maestro del realismo poético francés es especial, con una etapa prolífica tanto en Francia, mi preferida, como posteriormente en Estados Unidos con notables trabajos como This Land is Mine. En el país galo se centraría en dramas sociales inteligentes con una visión amarga y fatalista de la sociedad, centrándose en las clases sociales más bajas en Toni o en el conflicto latente entre ricos y pobres en la magistral y deliciosa La Regla del Juego.

42. Jean Vigo

El Rimbaud del cine francés. Su muerte súper prematura hizo engrandecer todavía más su leyenda. Tuvo un papel muy relevante en la vanguardia francesa, influido por el cine-ojo de Vertov. Le bastaron dos cortometrajes, un mediometraje y un largometraje para hacerse hueco entre los más grandes por su universo fílmico desesperanzador pero no exento de un lirismo insólito, presentando en sus dos grandes películas una insurrección permanente contra la sociedad burguesa. Su última obra y cima artística, L’Atalante, sigue sorprendiendo y emocionando por funcionar como una especie de poema sobre la vida de los marineros que combina humor, imaginación y romanticismo.

41. John Carney

Uno de esos directores que te dejan una sonrisa de oreja a oreja cuando acabas un visionado de alguna de sus obras. Por mostrar con naturalidad y pureza el mundo de los músicos desconocidos de las calles, con mucho amor de por medio. Sing Street es de las mejores cosas que le han pasado al cine europeo en lo que llevamos de siglo. Un canto fantástico a la esperanza y la lucha por perseguir tus sueños.

40. John Ford

Autor de dos películas que no pertenecen al género que dominó como quiso y que se colarían en cualquier ranking de mejores películas como son The Grapes of Wrath o How Green Was My Valley, realizadas además consecutivamente. Eso ya dice mucho de este señor que figura en el olimpo de cineastas legendarios. Se colaría en lo alto de cualquier lista por ser el maestro indiscutible del western, por la camaradería que desprenden sus personajes y por mostrar también la virilidad masculina tan típica de la época. Su belleza plástica en los paisajes de sus obras son marca registrada. ¡Que Dios bendiga a John Ford!

Mis 100 directores favoritos 2/5

79. Jean Pierre & Luc Dardenne

Por ser referentes del cine social europeo y no cambiar su estilo directo y práctico pese los premios recibidos a lo largo de los años en el Festival de Cannes. Por la austeridad para contar historias de los más desfavorecidos y seguir en la cima cinematográfica desde el comienzo de sus carreras. Obras duras, puras, sobrias y realistas.

78. David Lean

Por ser un fantástico adaptador de clásicos literarios y convertirse con el tiempo en uno de los mejores realizadores academicistas de siempre sin pecar de sensiblería barata. En su haber una de de las historias de amor más desgarradoras de todos los tiempos con Brief Encounter.

77. David Lynch

Nadie como el genio de Montana para describir el mundo de las paranoias mentales, en el que las imágenes predominan sobre la trama. El auténtico rey a la hora de mostrar los recovecos más sórdidos del ser humano a través de los sueños y los recuerdos. También demostró cuando le dio la gana que sabía hacer cine para el gran público con The Elephant Man o The Straight Story, obras llenas de una naturalidad exquisita. Y cambió para siempre la televisión con Twin Peaks.

76. Delmer Daves

Un artesano de Hollywood que escribió los guiones de dos obras maestras de Leo McCarey. Como director se inició con títulos de cine negro muy destacables como Dark Passage o The Red House para convertirse posteriormente en un clásico de los westerns americanos de los años cincuenta, sacando siempre lo mejor de sus actores y regalando películas de una belleza plástica superlativa y un ritmo narrativo trepidante. Suya es The Last Wagon, una de mis películas favoritas de todos los tiempos.

75. Dino Risi

De los cineastas seleccionados seguramente sea uno de los que tiene una filmografía más irregular pero la cima artística de este director de comedias resulta casi incomparable en su género, y por ese motivo ha conseguido colarse aquí. El rey absoluto de la comedia popular italiana, que convirtió a Vittorio Gassman en un actor legendario, con un puñado de obras maestras en las que muestra también el ascenso del fascismo en Italia.

74. Don Siegel

Por dominar primero los thrillers violentos con una facilidad pasmosa, sobre todo dramas carcelarios, por sumar un buen puñado de grandes películas de cine negro de Serie B con un presupuesto ínfimo y por aupar más tarde a Clint Eastwood, compartido este logro con Sergio Leone, en un mito de la interpretación e influir magistralmente en la posterior carrera como director del bueno de Clint.

73. Dorota Kedzierzawska

Uno de mis mayores descubrimientos como cinéfilo. Por su exploración de la niñez y la infancia y los efectos que una mala educación por parte de los padres puede ocasionar en los más pequeños. Por su economía narrativa, por su facilidad para retratar temas tan duros, por la luminosidad de cada plano en sus trabajos, por su predominancia por los espacios cerrados en bloques de edificios grises que funcionan como metáfora del pesimismo que rodea a sus protagonistas. La directora polaca es una maestra del cine que ha pasado inadvertida pero que merece un reconocimiento mucho mayor. Resulta impresionante su manera de desgranar las miserias de muchos países centroeuropeos, en este caso el suyo, Polonia.

72. Douglas Sirk

Un prodigio técnico, un virtuoso narrativo, un maestro absoluto de la puesta en escena. El rey del melodrama romántico norteamericano, que ha influenciado a muchos directores posteriores como Todd Haynes o Richard Linklater. Primero dominó el cine negro con atmósferas de influencia expresionista, recogidas en su etapa alemana. Si solo hubiese realizado esta etapa ya sería considerado un muy buen cineasta, pero después construyó alguna de las películas más perfectas de su tiempo, con puestas en escenas recargadas, coloridas y con una emotividad que todavía sorprende a día de hoy. Además fue un director de estrellas, sacando siempre lo mejor de ellas. Obras maestras para regalar. Written on the Wind, Imitation of Life, There Is Always Tomorrow..

71. Emilio Fernández

El Indio fue uno de los referentes de ese maravilloso cine dorado mexicano de los años cuarenta y cincuenta. Por su conocimiento del entorno rural mexicano y el costumbrismo en las diversas regiones del país azteca, presentando con fidelidad a las comunidades indígenas. Por su creación de potentes personajes femeninos como en Río Escondido, en el que una maestra se niega a someterse ante un terrateniente en un pueblo rural. Por sus repartos llenos de estrellas y que auparon a la fama mundial a Pedro Armendáriz, María Felix o Dolores del Río.

70. Elia Kazan

Una figura controvertida por su papel de chivato del senador McCarthy en aquella caza de brujas contra compañeros suyos a los que delató por prácticas comunistas y mandó al traste sus carreras. Pero aquí solo hablamos de cine y este director fue un gran adaptador de clásicos literarios y de obras de teatro. Él fue quien lanzó al estrellato a Marlon Brando o James Dean y quien realizó varios dramas exitosos con personajes muy profundos y una gran carga psicológica detrás.

69. Eric Rohmer

El cineasta del amor, de las estaciones, de las relaciones efímeras, de las rupturas. El cineasta de las cosas del día a día. Un artista inolvidable que fue capaz de retratar con aparente sencillez las relaciones amorosas de una manera costumbrista y natural, con un ritmo pausado y sin efectismos innecesarios, con la mirada puesta en sus personajes y en los paisajes que les rodean. De esos directores que identificas tan solo en un plano una película suya. Ver una obra de Rohmer es contemplar la vida con una sonrisa en la boca.

68. Ermanno Olmi

No tan conocido como muchos compatriotas suyas pero autor de una obra muy valiosa que por suerte fue reconocida en Cannes. Por ser una de las voces italianas más presentes en ese vacío fílmico que dejó el neorrealismo, por su interés en mostrar la vida de los campesinos o los encargados de una estación invernal, marginados por muchos estratos de la sociedad. Tono moderado y siempre hiperrealista.

67. Ernst Lubitsch

Uno de los grandes de la historia del cine y muy accesible para todo tipo de público. Un cineasta sarcástico, mordaz, inteligente y con un humor negro brillante que le permitía realizar filmes donde sugería más que mostraba, siempre con una puesta en escena elegante. ¿Quién no se enamora del cine tras ver Ninotchka, The Broken Lullaby, The Shop Around the Corner o To Be or Not to Be?

66. Francis Ford Coppola

Su trayectoria es muy irregular pero qué nos importa eso cuando un señor realiza en tan pocos años tres de las mejores películas de todos los tiempos, o por lo menos para muchos que amamos este arte. Se cuela en esta lista por tener una década prodigiosa y crear para un servidor, junto a la de Satyajit Ray, la mejor trilogía de siempre, adaptando junto al propio Mario Puzo la novela definitiva sobre la mafia siciliana. Y por convertir a Al Pacino en leyenda. A eso hay que sumarle el mejor tratado de la locura que provoca la guerra jamás realizado en Apocalypse Now. Y quien pueda, que empate.

65. François Ozon

Para algunos Claire Denis, para otros Oliver Assayas. Para un servidor el mejor cineasta francés actual, con permiso de Laurent Cantet, es François Ozon. Por ser el mayor realizador galo del siglo XXI y el más prolífico, dotando a sus cintas de una estética atractiva, repletas de ambigüedad y erotismo. Con cada trabajo se convierte en un director más solvente. Y la sensación de que lo mejor está por venir.

64. François Truffaut

Suya es una de las óperas primas más bestiales que he visto, Les 400 Coups, en la que recreó de forma fantástica la adolescencia problemática, realizada tras los recuerdos de la infancia del propio realizador. Seguramente sea el director surgido de la nouvelle vague más importante junto a Godard. Un enamorado del cine, un apasionado del cinematógrafo que se atrevió a casi todo y siempre con un óptimo resultado.

63. Frank Borzage

Me canso de leer libros o artículos de ciertos analistas y que siempre pasen por alto el nombre de Frank Borzage, un director que coincidió en el tiempo con Vidor, Capra o Lubitsch y no fue peor director que ellos, con todo lo que eso supone. Reconozcamos de una vez a un artista único y excelso. Un maestro de la etapa muda como así lo refrendan las magistrales Street Angel o El Séptimo Cielo. No se quedó ahí y realizó dos películas sonoras magistrales como son The Mortal Storm, que narra el ascenso nazi en un pueblo de los Alpes, y la sobresaliente Moonrise, ofreciendo una importancia clave a los elementos naturales y haciendo gala de un dominio total de las secuencias oníricas, transmitiendo los miedos de su protagonista.

62. Frank Capra

Por ser un maestro total de la comedia norteamericana, por hacer que los espectadores se puedan evadir de la realidad con sus deliciosas, trabajadas y sofisticadas películas. Por su espíritu abierto y desenfadado, por retratar las distintas capas sociales de su país, por su fantasía y su genial sentido del humor. Repartió obras maestras como churros y fue además un director de estrellas como casi ninguno.

61. Frantisek Vlácil

El cineasta más importante, talentoso y relevante de esa genial corriente que fue la Nueva Ola Checa. Director espléndido, con un universo fílmico trascendente, mágico e hipnótico. En la mayoría de su obra ofreció una gran importancia al peso de la religión en el pasado de su país, planteando el eterno dilema de si las creencias religiosas acaban corrompiendo a la sociedad. Podemos ver esto en The Devils Trap o El Valle de las Abejas. Pocos artistas se han acercado tanto, y con tal éxito, a Dreyer, Bergman o Tarkovsky. Su obra maestra, en mi opiníon, es Adelheid, en la que a un soldado que le es cedido un terreno tras la II Guerra Mundial vive una relación amorosa dolorosa con la hija de un nazi. Un director que hay que sacar a la luz.

60. Fred Zinnemann

Por llegar la cima sin que nadie le regalara nada, por rodar a tiempo real la soledad de ese personaje mítico interpretado por Gary Cooper en un pueblo americano y por dominar todo tipo de escenarios dramáticos. Le daba igual cine negro, películas bélicas, westerns o dramas sobre personas adictas a la droga, como en esa fantástica A Hateful of Rain que ojalá el tiempo acabe poniendo donde merece.

Mis 100 directores favoritos 1/5

100. Adolfo Aristarain

Siempre olvidado por la crítica internacional. Seguramente el mejor director nacido en Sudamérica con permiso de Glauber Rocha. Autor de una filmografía intachable, espaciosa en el tiempo y con obras muy humanistas y valientes repletas de personajes que intentan buscar su propia identidad. Una mezcla perfecta de buen guionista y todavía mejor director, al que no le hacen falta artificios de ningún tipo.

99. Agnès Varda

Por ser la única mujer de ese movimiento francés de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, por su cariño al cine hasta el último día de su vida, con una pasión desbordante por el séptimo arte. Por el fatídico viaje de Bonnard en esa road movie inolvidable a finales de los ochenta. Por sus documentales que narran la cotidianidad del día a día. Siempre se involucró por retratar a colectivos desfavorecidos con una mezcla de realismo y fantasía que la auparon a lo más alto. Pocas mujeres cineastas han tenido la trascendencia de esta directora belga afincada en Francia.

98. Aki Kaurismaki

Por ser el mayor retratista que ha habido sobre los perdedores y los marginados en la sociedad finlandesa, pudiéndose trasladar a otros países. Todo esto mezclado con un humor negro inconfundible y un patetismo que acaba resultando tierno, por mucho que esto suene contradictorio. Y uno de esos cineastas que con un solo fotograma podemos reconocer una obra suya.

97. Akira Kurosawa

El más occidental de los directores japoneses, el más universal y uno de los maestros absolutos de la historia del cine con una filmografía amplia y excelente. Un cineasta, que además de ser un virtuoso técnico, se consolidó por su humanismo, por su veraz visión pesimista del ser humano como muestra en la solitaria e impresionante Ikiru. También un retratista extraordinario de las escenas de guerra medievales de su país.

96. Alfred Hitchcock

Escribí antes que esta lista no tenía orden de preferencia pero seguramente este rechoncho británico se colaría en el número uno de cualquier lista. En un arte tan subjetivo creo que prácticamente todos diríamos que Alfred es el director con más obras maestras absolutas del cine. Él fue el rey del suspense por su dominio de los trucajes, admirado por la crítica e imitado por una lista eterna de directores de generaciones posteriores, como Brian de Palma. El cine no sería lo mismo si él no hubiese existido.

95.Allan Dwan

El director más prolífico de Hollywood. Un chico para todo, un artesano capaz de hacer cualquier tipo de película y en muchos casos con total éxito. La economía narrativa en sus filmes es una de sus mejores cualidades, capaz de contar historias interesantes en menos de ochenta minutos. Su obra contiene un puñado de películas espectaculares, trepidantes, violentas, reflexivas y feroces como la fantástica The River Edge o la infravalorada Woman They Almost Lynched.

94. André De Toth

Por ser un maestro de la economía narrativa y por su agilidad para abordar historias interesantes desde el primer instante pese a los escasos presupuestos con los que en muchas veces contó, sobresaliendo en el cine negro e incluso en el western.

93. Andrei Tarkovsky

El poeta del cine. El autor que llevó al cine hacia un lirismo extremo, con planos que son obras de arte por sí mismos, por esos planos secuencia que conjugan la nostalgia de sus protagonistas con el sonido de los elementos de la naturaleza. El cineasta con la obra más bella que un servidor ha conocido. Un artista y un apasionado por su trabajo.

92. Andrey Zvyagintsev

De los pocos realizadores contemporáneos que se van a colar en esta lista tan especial. El mejor cineasta que ha dado Rusia tras Tarkovsky. Un realizador con un universo fílmico muy característico, de los que cree más en la calidad que en la cantidad, con pocos trabajos pero todos ellos trascendentes y que mejora con el paso del tiempo. Un maestro a la hora de crear dramas de inmensa potencia visual, repletos de personajes con vidas durísimas por culpa de cargas familiares del pasado.

91. Anthony Mann

No voy a venir aquí a decir que ha realizado mejores westerns que John Ford, pero sin duda alguna es el cineasta que más se le ha acercado, por lo menos en calidad. Mann no tiene nada que envidiar a los directores contemporáneos de su época, iniciándose en el cine negro con obras de poco presupuesto en las que demostró una habilidad especial para narrar historias como en la fabulosa T-Men sobre los agentes del tesoro norteamericanos. Sin los westerns ya estaríamos hablando de un fantástico director pero tras esta prolífica etapa filmó inolvidables y sólidas películas con James Stewart que son patrimonio del séptimo arte, ofreciendo siempre un protagonismo brutal a los paisajes, que funcionan como metáforas de las historias que cuenta.

90. Arthur Penn

Junto a Stanley Kramer mi director predilecto de la generación de directores procedentes de la TV norteamericana. Por su destreza para describir una sociedad yankee violenta y agresiva y con todo tipo de prejuicios, teniendo siempre presente temas sociales e historias realistas. No tiene la filmografía de muchos otros de esta lista pero su emotiva, dolorosa y honesta The Miracle Worker con una Anne Bancroft en el mejor papel de su carrera bien merece auparse en un ranking de este nivel.

89. Asghar Farhadi

Por ser el mejor narrador que han visto mis ojos de las disputas familiares en el seno de un hogar. Un maestro absoluto de los dramas domésticos que ha ido evolucionando su estilo desde su debut a comienzos del siglo XXI. Uno de esos directores capaces de llenar películas con mucho diálogo y que nunca caiga en lo estéril, siempre con un sentido narrativo. El cine iraní está en las mejores manos posibles tras la muerte de Kiarostami.

88. Billy Wilder

Además de tener méritos sobrados para colocarse en cualquier lista de este estilo estamos ante el director por el que me apasioné por el cine junto a Woody Allen. Por ser el rey de la comedia universal, por dominar hasta el cine negro como en la perfecta Double Indemnity, por su legendario dueto con Jack Lemmon o por sus mordaces críticas a la sociedad, en especial a ese periodismo carroñero cuyo mayor ejemplo es Ace in the Hole, uno de los dramas más ácidos y corrosivos que he tenido el placer de presenciar. Una filmografía prácticamente inmaculada.

87. Brian De Palma

Por no caer en lo ridículo al querer imitar a Hitchcock, lo cual ya dice mucho de este director norteamericano más talentoso a la hora de realizar thrillers y películas de acción que coetáneos suyos como Spielberg o George Lucas, aunque su carrera haya caído a partir de los años noventa exceptuando la valiosa Redacted. Su filmografía contiene un puñado de obras míticas de suspense y la mafia, adentrándose con éxito en los dramas psicológicos.

86. Budd Boetticher

En palabras de un servidor tan solo John Ford y Anthony Mann pueden superar al bueno de Boetticher en cantidad de buenos westerns. Por hacer mucho con tan poco, dirigiendo filmes eficaces, veraces, ingeniosos y rápidos con muy poco presupuesto. De esos directores que da la sensación de que se le caían las obras maestras de las manos. Su colaboración con su actor fetiche con Randolph Scott es patrimonio mundial del cine.

85. Carl Theodor Dreyer

Uno de los grandes perfeccionistas de la historia del séptimo arte. Su puesta en escena repleta de misticismo, misterio, sobriedad y belleza plástica son marca de la casa, nada falta y nada sobra en cada uno de los trabajos del realizador danés. Su obsesión por la búsqueda de la perfección nos ha permitido contemplar una filmografía escasa en comparación con otros, pero con una calidad casi inigualable. Vean los planos secuencia de Ordet, Gertrud o Dies Irae y recuperarán la fe en la vida. Un maestro insuperable.

84. Charles Chaplin

¿Hace falta decir algo sobre el bueno de Chaplin? Se hizo famoso a la par que Charlot, su personaje estrella, ese vagabundo quijotesco injustamente utilizado por los demás. Sus historias son a priori simples pero al mismo tiempo llenas de poesía y humanidad. Estamos ante un cine atemporal al que no le hacen falta las palabras para transmitir los sentimientos más íntimos. Su obra fundía la comicidad y el patetismo, la emoción con el sufrimiento. Chaplin fue simplemente un crítico del orden establecido con un contenido social y político que quien les diera a muchos cineastas actuales disfrazados de jueces sociales de la gran pantalla. El mayor icono que ha dado el cine en toda su historia.

83. Christian Petzold

He escrito mucho sobre él y me repito en que es el mejor cineasta alemán de los últimos tiempos y uno de los realizadores actuales más interesantes. Creador de atmósferas frías y gélidas, con sus protagonistas atrapados por su situación personal o familiar. Al director teutón lo podríamos definir, como ya he realizado en otro artículo, como un retratista de vidas fragmentadas, construyendo personajes que se encuentran en situaciones límite. Sin ser el mismo tipo de cine me recuerda a Antonioni en la manera de transmitir la incomunicación entre sus personajes, algo patente en todas sus obras, donde destaca Barbara, con una Nina Hoss que es la musa perfecta de este realizador trepidante.

82. Claude Chabrol

Si hablamos de thrillers o películas de suspense en el cine europeo tendríamos que colocar a este señor en un plano central. Por sus obras concisas que funcionan como una crítica brutal de la burguesía francesa, mostrando sus secretos, traiciones y mentiras. Su filmografía resulta extensa y está plagada de calidad e intriga, sobre todo durante los años sesenta y comienzos de los setenta y una etapa muy fecunda en toda la década de los noventa y principios de los años 2000.

81. Clint Eastwood

El mejor contador de historias que ha dado el cine norteamericano en los últimos cuarenta años, repartiendo obras maestras imperecederas por doquier, sin ponerse del lado de ningún colectivo en concreto, creando personajes con un gran trasfondo emocional. De esos cineastas que ha conquistado a casi toda la crítica internacional, con lo difícil que esto resulta.

80. Costa-Gavras

Seguramente el cineasta de esta lista con menos talento cinematográfico pero con una obra muy distinta y singular. Se cuela en esta lista por su compromiso político de izquierdas, sus filmes de denuncia contra las dictaduras y, recientemente, por su preocupación por los bancos que controlan las economías de los países y ahogan a los pueblos mediterráneos y sus críticas profundas ante el capitalismo que invade nuestras vidas. Trabajos con tono semi documental y sin efectismos de ningún tipo.

Du côté d’Orouët, Jacques Rozier, 1971

Una película tan maldita que resulta casi imposible encontrarla para poder visionarla. El filme no deja de ser un ejemplo de todo lo que supuso la nouvelle vague en el panorama cinéfilo, tanto para lo bueno como para lo malo, con guiones a priori insulsos pero con una libertad creativa que le hizo convertirse en uno de los movimientos más rompedores e importantes de la historia del cine. Siendo menos conocido que otros contemporáneos suyos, Jacques Rozier filmaría anteriormente «Adieu Philippine» en 1962, muy en la línea de la estética de algunos trabajos de Godard o Eustache, con una clara predominancia hacia los triángulos amorosos que de desarrollan cerca de la costa.

El filme comienza, sin presentación aparente, en un puesto de trabajo en el que dos amigas plantean realizar un viaje a un pueblo costero en septiembre aprovechando de que disponen de una casa a pie de playa de una tía de una de ellas. A la escapada se les unirá una tercera mujer. El argumento no será otro que el de las aventuras de estas tres muchachas jóvenes y desinhibidas durante dos semanas realizando tareas varias, siempre con un humor despreocupado y dispuestas a desconectar de la monótona rutina. Las conversaciones entre ellas resultan banales y gamberras, algo que se acrecentará con la llegada de un compañero del trabajo que se les unirá en sus travesuras, pescando peces, bailando en una terraza mirando al mar o alquilando un barco sin otro objetivo que el de divertirse sin preocupacones. La poca actividad existente en la localidad donde se desenvuelve la acción, Orouët, le sirve al cineasta galo para mover la cámara libremente entre los rostros de las protagonistas, mostrándonos sus emociones y sus frustraciones, algo que irá aumentando con el paso de los días ante la poca oferta de ocio que se les presenta en estas vacaciones.

Rozier propone un ejercicio extremo, en el que nos invita a contemplar a unas mujeres caprichosas sin artificios de ningún tipo, plasmándonos la vida tal como es, con ese gusto tan particular de rodar en exteriores y al aire libre y valiéndose de actores no profesionales para potenciar esa dosis de realidad extrema. La actitud desenfadada de Joëlle, Karem y Caroline reflejan a la perfección la situación social francesa de los años sesenta y setenta, en los que progresivamente se iría perdiendo el miedo a las normas y a las imposiciones, actuando cada una de las protagonistas con personalidad y sin reparo en decir lo que piensan. El a priori pobre argumento de Rozier contrasta con los bellos fotogramas de atardeceres en el que los distintos colores del cielo nos muestran a menudo el estado de ánimo de las tres mujeres.